A pesar de ser mi segunda experiencia Erasmus+, este Training Course ha batido todas mis expectativas, tanto a nivel personal como educacional.
Ha sido un curso intenso de búsqueda interior; no puedes intentar educar a otros en prácticas reflexivas si no te conoces a ti mismo. Y conocerte implica saber cuáles son tus mayores temores, tus mayores fracasos, identificarlos y enfrentarlos. Ha habido momentos tensos, estremecedores y auténticos.
Apenas llevaba tres días allí y ya me daba cuenta del crecimiento y desarrollo profesional y personal que estaba experimentando. Estaba centrado en disfrutar, aprender e intentar dar lo mejor de mí las 24 horas que estaba. Con esta predisposición, sumado al ambiente y al contexto inigualable en el que se desarrollaba todo, era complicado no avanzar.
Si bien a nivel emocional me llevo experiencias que sin lugar a dudas se han grabado a fuego en mi memoria y recordaré siempre, a nivel formativo/profesional me quedo con el último día, donde me vi obligado a desenvolverme en dos situaciones en las que romper los límites que pensaba que tenía:
- La primera situación fue en la última reunión de mi Reflection Group. Al inicio de esta última sesión, Andy me pidió que dirigiese las reflexiones y plantease las preguntas. Fui y soy sincero: no me veía preparado para liderar y orientar al grupo, por lo que lo hice saber; pero, para mí sorpresa, Andy insistió y me convenció de los contrario. Así pues, lo hice lo mejor que pude y ciertamente quedé bastante satisfecho. Pero fueron horas después, durante nuestro tiempo libre, cuando pude confirmar esta sensación al venir el trainer a felicitarme en privado por la sesión. Realmente me sentí muy orgulloso con el cambio que había llevado acabo, rompiendo mis limitaciones y empujándome un paso más allá, exponiendo lo que estaba aprendiendo allí y llevándolo a la práctica.
- Teniendo en mente el éxito personal que había supuesto para mí dirigir una sesión con la anterior en un grupo con tantos líderes y trainers de Erasmus+ (de 6 personas 4 son trainers en sus países y bastante relevancia en sus organizaciones), al día siguiente me vi con confianza más que suficiente para tomar la iniciativa y dirigir una sesión de psicología positiva a un grupo más amplio. Así, sin anestesia ni tiempo para dudar o preparar algo. Sin duda alguna fue compleja, difícil, no podía expresarme con los términos que quería pero supuso un reto que me siento muy contento de haber afrontado. Por encima de haber logrado o no el objetivo, que creo que se consiguió, dos son los puntos de ilusión con los que recuerdo la charla.El primero de ellos es, sin lugar a duda alguna, la afluencia de gente; al ser una charla libre y abierta, la gente acudía a cada una según le interesase la propuesta de la ponencia. El segundo, ese momento de concentración hablando en inglés, puro estado de flow, en el que me di cuenta que tenía la atención de toda la sala, incluso de aquellas personas que estaban allí por otros motivos trabajando. Todas y cada una de las personas presentes allí bebían de mis palabras. Esto, sí que es un motivo de celebración para mí.
Este Tools for Reflective Practice ha engullido todas las expectativas que tenía puestas en él; las ha devorado sin piedad y las ha transformado en algo maravillosamente irreverente, exponiendo la genialidad desde un enfoque que nunca me había planteado, sin importar el coste emocional o lo implacable que fuesen ciertos ejercicios afrontados. Además, me ha obligado a dar no uno, sino varios pasos más, adaptándome a las cambiantes situaciones y obligándome a reconstruirme desde el interior.
Gracias a Seb y a Andy por este esfuerzo, por darnos ese empujón, por impulsarnos a ser excelentes con otros; pero sobretodo con nosotros mismos.
alemsola 